Se dice de la provincia italiana de Trapani, situada al sur de la hermosa isla de Sicilia, que ejerce tal seducción que resulta imposible de olvidar. Este rincón de Italia cuenta con escenarios que apasionan y emocionan. Hasta este punto del país de la pasta nos acercamos para descubrir un tesoro heleno que fascina por su imagen y su historia.
Estamos en Selinunte, la antigua Selinus griega, uno de los yacimientos arqueológicos más grandes y destacados del Mediterráneo. Los restos de esta antigua ciudad nos remontan a la Grecia clásica, a un momento en el que este territorio fue un rico enclave comercial, una colonia griega que vivió gran esplendor y prosperidad.
Donde ahora se encuentra el Parque Arqueológico de Selinunte se construyeron algunos de los templos más impresionantes de esta isla italiana, construcciones que contaban con el atractivo añadido de tener el mar como fondo. Actualmente, son escasos los antiguos edificios y monumentos de Selinus que se mantienen en pie, pues la mayoría solo nos muestran algunas huellas de lo que fueron.
El paseo nos invita a recorrer los santuarios extramuros, pasando por los templos dedicados a la diosa Deméter para llegar en ascensión hasta lo alto de la colina en la que se encuentra la Acrópolis, que en el pasado fue un lugar lleno de actividad. En este espacio fortificado puede contemplarse un conjunto de interesantes templos, concretamente cinco de los ocho que componen el yacimiento. El dedicado a Apolo llegó a ser uno de los más grandes de Grecia.
Muchos de los restos y objetos encontrados en este recinto repleto de templos de estilo dórico se encuentran actualmente en un museo de Palermo, ciudad situada a poco más de una hora de recorrido por carretera. Ocho de sus salas están dedicadas a Selinunte. Además, una maqueta nos permite ver cómo era la antigua ciudad y sus magníficos templos.
Apolo, Atenea, Medusa, Perseo y Pegaso son algunos de los dioses y personajes mitológicos que nos acompañan en nuestro caminar por la Antigua Grecia sin salir de territorio italiano, un paseo apasionante bajo el sol de Trapani en el que no podemos olvidar un buen gorro protector y una refrescante botella de agua.
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