Polonnaruwa fue en el pasado la capital de Sri Lanka. Algo nos dice que en este punto de la antigua Ceilán vamos a encontrar muchas maravillas. De hecho, la ciudad cuenta con la declaración de Patrimonio de la Humanidad que otorga la UNESCO. Este lugar situado al norte de la mágica isla reúne asombrosas y espectaculares ruinas.
En Polonnaruwa la historia nos sale a cada paso. Esta urbe fue la sede de los reyes cingaleses durante más de dos siglos y contiene una interesante serie de monumentos brahmánicos e impresionantes restos monumentales de la ciudad jardín creada en el siglo XII por uno de los grandes monarcas que tuvo este país: Parakrama Bahu. Durante su reinado consiguió mantener la paz en todo el territorio, momento plácido que sirvió para que se expandiera un arte y una arquitectura muy cuidados.
Entre esas huellas del pasado que podemos contemplar en este punto de Sri Lanka existen numerosos lugares de culto que nos ofrecen una emocionante excursión por costumbres religiosas y tradiciones antiguas. Uno de esos tesoros es el Vatadage de Polonnaruwa, una construcción circular de inmensa belleza y lugar de peregrinación para los seguidores de Buda.
Este templo circular dispone de entradas provistas de escalones que nos dan acceso al centro de esta construcción, lugar en el que se encuentran cuatro estatuas de Buda protectoras de reliquias, figuras que aparecen sentadas en posición de meditación en dirección a los cuatro puntos cardinales.
En el camino al centro del templo nos saludan imágenes de piedra de reyes y serpientes que portan símbolos de abundancia. También llaman la atención las pequeñas figuras humanas que elevan sus brazos como si con ellos quisieran sujetar con fuerza las escaleras que nos acercan hasta el interior. Las columnas del templo realizaban en el pasado una importante función: la de sustentar el techo de este santuario.
Nos resistimos a finalizar nuestro viaje por Polonnaruwa sin acercarnos hasta el templo de Gal Vihara, situado a poca distancia del Vatadage. Este otro santuario alberga cuatro colosales imágenes rupestres de Buda, imponentes esculturas realizadas en el siglo XII que aparecen talladas sobre una pared de granito. Lo curioso de estas figuras es que representan a Buda en posiciones diferentes: dos meditan sentados, otro aparece tumbado y el cuarto se encuentra de pie con los brazos cruzados sobre el pecho.
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