Viajamos a un palacio de nombre casi imposible -excepto para un coreano, claro-. Nos acercamos a Seúl, la capital de Corea del Sur, para caer rendidos ante la grandeza de uno de sus monumentos más emblemáticos: el palacio Gyeongbokgung, una imponente construcción del siglo XIV magníficamente conservada.
Seúl es una ciudad repleta de actividad en la que parece funcionar una especie de caos encantador repleto de aromas y colores sumamente atractivos. Es el núcleo cultural, económico y tecnológico del país. Sus calles parece que nunca descansan y resulta fascinante el gran contraste y el juego entre modernidad y tradición que se aprecia entre los altos edificios de oficinas y los templos que conservan tradiciones milenarias.
En ese ambiente especial reside desde hace más de seis siglos nuestro protagonista. Gyeongbokgung es una de las visitas obligadas que nos ofrece esta ciudad asiática. Este gran complejo palaciego sirvió de residencia real durante toda la dinastía Joseon, reino dinástico que gobernó Corea durante más de 500 años. Más de 25 monarcas tomaron el mando a lo largo de este tiempo.
La estructura del palacio se ha visto seriamente afectada por diferentes guerras, siendo la última la Guerra de Corea. Afortunadamente, el gobierno coreano se hizo cargo de su total reconstrucción proporcionándole la imponente imagen que vemos en la actualidad.
Gyeongbokgung consta de diferentes edificios y pabellones y cuatro puertas que dan acceso al recinto. De ellas, la más espectacular, y también la más fotografiada, es la situada al sur del complejo. Se considerada la puerta principal y ante ella tiene lugar todos los días el cambio de la guardia real.
El cambio de guardia real es un auténtico espectáculo en el que los soldados visten trajes tradicionales llenos de color mientras se desplazan al ritmo que van marcando diferentes instrumentos. La ceremonia atrae a cientos de turistas diariamente.
El palacio cuenta con bonitos y cuidados jardines que son una delicia para la vista. Además, existe un precioso estanque con flores de loto en el que encontramos otro de los bellos rincones de este lugar. Se trata de un pabellón construido sobre una isla artificial a la que se accede a través de un pequeño puente. El ambiente aquí es plácido y relajado, además de ofrecernos infinitas posibilidades para utilizar nuestra cámara de fotos hasta cansarnos.
Este complejo palaciego de Seúl se encuentra dentro de la lista de Tesoros Nacionales del país. Para conocer mejor su historia y las diferentes circunstancias por las que ha atravesado, Gyeongbokgung también acoge al Museo del Palacio Nacional de Corea, donde se exhiben multitud de objetos que nos hablan de la historia de este magnífico palacio.
Viajes y Lugares
Escribe tu comentario