Las bajas temperaturas, el otoño y el que haya menos horas de luz incita mucho más a escaparse a lugares más pequeños, en los que la naturaleza, el paisaje, la gastronomía y la tranquilidad sean los principales reclamos para pasar unos días. Y no hace falta irse muy lejos o salir de España para encontrar justamente lo que estamos buscando porque en Mallorca hay pueblos encantadores por conocer y planes muy otoñales que te permitirán descubrir el lado más tranquilo y rural de la isla. El parking aeropuerto Mallorca suele estar concurrido por lo que lo más recomendable es consultar antes distintas opciones.
Disfrutar del espectáculo del Ocho de la Catedral de Palma de Mallorca
La Seu, como se conoce popularmente la maravillosa Catedral de Palma, es uno de las catedrales góticas más admiradas del mundo y una visita imprescindible si viajas a Mallorca. Es espectacular en todas las épocas del año, pero es en otoño, concretamente el 11 de noviembre, cuando se puede contemplar uno de los mayores espectáculos lumínicos de la isla: “el ocho”. Se trata de una alineación perfecta entre el sol y el rosetón de la fachada de la Catedral entre las 8 y las 9 de la mañana que dura unos minutos, y durante los cuales los colores de la vidriera del rosetón se proyectan a lo largo de la nave central hasta fijarse en la fachada contraria, creando de este modo la forma de un 8. Este espectáculo que también se puede ver el 2 de febrero, cada vez atrae a más gente que quiere disfrutar de este efecto lumínico fruto del azar y de esta maravillosa catedral gótica.
Dejarse embaucar por los colores otoñales haciendo senderismo por Serra de Tramontana
Al que le guste caminar y disfrutar en esta época del año de la naturaleza y del paisaje otoñal bajo un amplio cielo azul, la Sierra de Tramuntana, al norte de la isla y declarada Patrimonio Mundial de la UNESCO, es un lugar privilegiado donde hacerlo. Una cordillera larga y estrecha con pinos, encinas y carrascos, pintada con casas de piedra, cultivos en terrazas, acantilados y calas escondidas donde disfrutar de aire puro y de pueblos con mucho encanto. Te aconsejamos pasar por Valldemosa, Deià, Sóller o Fornalutx, lugares pequeños y coquetos donde contemplar paisajes de mar y montaña, donde desconectar caminando entre sus calles empinadas y llenas de tranquilidad y donde regalarse un homenaje gastronómico digno de recordar.
Buscar una de las joyas más preciadas de la gastronomía mallorquina: el esclata-sang
Dicen que cuando los turistas se marchan, salen los mallorquines. Y uno de los planes más recurrentes en esta época del año es disfrutar de largos paseos por el campo recolectando setas. Este producto tiene un papel protagonista en la gastronomía mallorquina y es clave en la elaboración de algunos platos típicos como el arroz meloso con esclata-sangs, las manitas de cerdo rellenas de setas, los salmonetes con boletus...Un lugar perfecto para la recolección de setas en la isla es la Sierra de Tramuntana, pues sus altas cumbres, su nivel de humedad y sus temperaturas favorecen sobremanera la producción de múltiples especies comestibles: desde las más apreciadas como las setas esclata-sangs que podemos encontrar en los meses de octubre y noviembre, hasta variedades como los rebozuelos, boletus, trompetillas o níscalos.
Observar cómo el mundo se hace pequeño a tus pies
Imagínate la sensación de contemplar el hipnótico paisaje mallorquín a vista de pájaro, a primera hora del día o al atardecer y dejándote invadir por una indescriptible sensación de paz y silencio. Tentador, ¿a que sí? Ver el amanecer sobre el Mediterráneo desde 500 metros de altura o disfrutar de las cadenas montañosas más espectaculares de la isla es una experiencia memorable. De todas las maneras que hay para surcar los cielos, hacerlo en globo desde Manacor es probablemente la más emocionante, pues la idea de alzarse en una cesta en busca de las corrientes más favorables parece casi mágica. Una vez que levanta el vuelo y, el globo gana altura de forma progresiva, empiezas a contemplar paisajes que desde el cielo se hacen asombrosos y extraordinarios, una sensación onírica e imposible de olvidar que se incrementa en otoño con el degradado de colores verdes y anaranjados.
Recorrer el paseo marítimo o descubrir Sa Calobra pedaleando
Decir adiós al calor es sinónimo de dar la bienvenida a la temporada ciclista, algo que se nota especialmente en el territorio mallorquín en otoño. El clima cálido y la variedad de rutas disponibles convierten a Mallorca en uno de los mejores destinos en los que gente llegada de diferentes países se dan cita para disfrutar del mejor ciclismo. Desde las montañas de la Tramontana con sus desafíos alpinos a las llanuras del interior de la isla, hay una increíble oportunidad de explorar Mallorca en bicicleta y de disfrutar de las maravillosas rutas panorámicas y de los paisajes espectaculares que ofrece. La península de Formentor, la carretera costera de la Tramuntana, el pequeño pueblo pesquero de Sa Calobra o la propia Palma de Mallorca son rutas de lo más populares en la isla que, sin duda, merece la pena explorar. El hotel Barceló Illetas Albatros ofrece alquiler de bicicletas para disfrutar de la ruta ciclista más popular de Palma, que transcurre junto al mar, desde Porto Pi hasta El Arenal, y atraviesa la elegante zona de Portixol, El Molinar, Ciudad Jardín, Playa de Palma y El Arenal. Pedalear por esta ruta constituye una fantástica forma de conocer el paseo marítimo de la ciudad y dejarse embelesar por la maravillosa Palma de Mallorca.
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