Los mil colores de Guatapé y su espectacular Piedra del Peñol

Nos dirigimos a Colombia. Buscamos una población situada en el departamento de Antioquía, a unos 400 kilómetros de Bogotá, la capital del país, y alrededor de 80 de Medellín. Nuestro destino se llama Guatapé, un lugar situado a casi 2.000 metros sobre el nivel del mar en el que nada se concibe sin color. Toda la población es un maravilloso arcoíris que provoca una alegría contagiosa en el visitante.

Esta fascinante explosión de vivos colores se inició en los primeros años del siglo XX, cuando algunos vecinos pintaron sus casas para protegerlas de la humedad. Pocos años más tarde, José María Parra, un lugareño con al alma de artista, decidió decorar los zócalos de algunas casas con diferentes motivos y escenas cotidianas de la localidad. La idea tuvo tan buena acogida que todo el mundo se puso manos a la obra. Desde entonces, Guatapé es uno de los destinos más coloridos de Colombia y del mundo.

Gracias a los llamativos tonos verdes, morados, rojos, amarillos, anaranjados y azules que exhiben las fachadas de la población, Guatapé se ha convertido en uno de los puntos turísticos más buscados y fotografiados del país.

Paseando por las calles de la localidad también nos llama la atención su iglesia principal, un bonito y cuidado templo de mediados del siglo XIX dedicado a su patrona, la Virgen del Carmen.

Existe un acontecimiento de la historia reciente de la población que sigue muy presente en la memoria de los guatapenses. Hace referencia a la construcción del embalse de Guatapé en la década de los 70 del siglo pasado, trabajos que inundaron el antiguo pueblo, por lo que muchos de sus habitantes se vieron obligados a desalojar sus casas. La Calle del Recuerdo rinde homenaje a aquellas casas que desaparecieron bajo las aguas.

Actualmente, el embalse es uno de los muchos atractivos de la zona y ofrece variadas posibilidades para el tiempo de ocio: paseos en barca, pesca, recorridos en lancha y todo tipo de actividades acuáticas.

Nos acercamos ahora a otro de los puntos emblemáticos de Guatapé: el gigantesco monolito de más de 200 metros de altura conocido como Piedra del Peñol. Se puede acceder a su cima subiendo los más de 700 escalones instalados al efecto. Nadie dijo que fuera sencillo, sin embargo sí que podemos afirmar que vale la pena coronar esta gran mole de roca y descubrir la bellísima panorámica que nos ofrece. 

En la zona más elevada de la Piedra del Peñol encontraremos algún establecimiento en el que poder refrescarnos y tomar aliento después del esfuerzo. Y no solo podremos tomar aliento. También es una buena idea animarnos a degustar algunas de las delicias gastronómicas típicas de la zona y culminar la experiencia con un buen café –no olvidemos que estamos en Colombia-.

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