Karlovy Vary: fuentes, cine y exquisita belleza arquitectónica

En la zona más occidental de la República Checa, a unas dos horas de Praga, nos encontramos con una bellísima ciudad balneario fundada en el siglo XIV por Carlos IV de Luxemburgo, el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico de quien recibe su nombre esta urbe conocida por sus excelentes aguas termales. Visitamos Karlovy Vary, un lugar que experimentó su mayor apogeo en el siglo XIX cuando la aristocracia europea lo elegía como destino ideal para disfrutar de las propiedades curativas y relajantes de sus aguas.

Refiriéndonos a Karlovy Vary nos permitimos la licencia de modificar un conocido refrán: Agua que sí has de beber, no la dejes correr. La gama de fuentes curativas y terapéuticas repartidas por toda la ciudad es variada y de diferentes aplicaciones. Es muy habitual ver a paseantes con una taza de cerámica en la mano para llenarla con el agua mineral de estos bonitos surtidores, pero advertimos que su temperatura oscila entre los 30 y los más de 70 grados, cuestión que nos obliga a tomarla con paciencia y con mucho cuidado.  

Karlovy Vary es elegante y disfruta de un encanto arquitectónico que enamora. Su aspecto general es impecable, lleno de encanto. Nos llaman especialmente la atención las bonitas columnatas que se encuentran en la ciudad y que fueron levantadas en el siglo XIX. 

La columnata del Parque o del Huerto se encuentra rodeada de jardines. La del Molino es la más grande y antigua, discurre en paralelo al río Teplá y cuenta con media docena de fuentes. 

La del Mercado, elaborada en madera, contiene 3 grifos de fuentes. Las tres columnatas citadas no son las únicas, aunque quizás sí son las más destacadas.

A los amantes del gran Mozart les encantará saber que aquí pueden encontrar algunas huellas del magnífico compositor austríaco. Sabido es que Mozart se enamoró de la República Checa, especialmente de Praga, lugar en el que sintió que su música era altamente valorada. Sin embargo, no fue él quien más visitó Karlovy Vary. Su hijo Franz, aquejado por una grave enfermedad y aconsejado por los médicos, estuvo en diferentes ocasiones en esta ciudad en la que murió y también está enterrado. 

Por cierto: el bello edificio del siglo XVIII que acoge actualmente al pequeño y selecto Hotel Mozart fue en el pasado el hogar del poeta alemán Johann Wolfgang Goethe.

Hablando de hoteles, no podemos dejar de nombrar al emblemático Grand Hotel, un espacio de lujo muy frecuentado por celebrities de todo el mundo. El importante Festival de Cine de Karlovy Vary es uno de los motivos que llevan hasta esta ciudad a un buen número de actores y directores que suelen hospedarse en este magnífico edificio del siglo XIX. Algunas placas dispuestas entre los adoquines en el exterior del establecimiento dan fe de ello.

Acaba aquí nuestro paseo por Karlovy Vary. Después de beber tanta agua, brindamos por esta bonita ciudad con una rica cerveza checa. 

Ha llegado también el momento de despedirnos de Higía, la diosa de la salud, una deidad que no podía faltar en una ciudad conocida en todo el mundo por sus fuentes curativas.

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Imágenes: Ana Rubio

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