Suzhou, ciudad de agua y de flores

Vamos al encuentro de los encantos orientales de una tradicional ciudad de China que nos espera a unos 100 kilómetros de Shanghái. Estamos en un punto del país que se remonta al siglo VI a.C. y que ha sabido conservar una imagen clásica que nos traslada a los tiempos imperiales.

Buscamos la tranquilidad y la belleza de la zona antigua de Suzhou, en la provincia de Jiangsu. Estamos en la ciudad del país asiático que mayor número de jardines conserva con estilo clásico chino –cerca de 60 bajo protección pública-, circunstancia que le ha valido el reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Además, mantiene una estructura urbanística tradicional que también ha sido merecedora de importantes galardones.

Si a todo esto le sumamos que estamos en un lugar repleto de canales, puentes de piedra y pagodas, no tenemos ninguna duda de que nos encontramos en una población que nos invita a descubrirla y pasearla.

Suzhou es el lugar de nacimiento de la antiquísima cultura Wu, cuestión que se refleja en el espíritu sensible y artístico de los habitantes de este rincón del país oriental. Estamos en la cuna de la expresiva Ópera Kun, origen del resto de óperas chinas. Esta ciudad es una de las más visitadas de China. Cuenta con una sólida economía, aunque su prosperidad no es solo una cuestión actual. En el pasado fue un importante centro industrial de la seda, producto que hoy podemos adquirir en forma de pieza de bordado artesano en muchas de sus numerosas tiendas.

Seguimos recorriendo la ciudad por sus típicas vías fluviales. Si nuestro paseo en barca sucede durante el día apreciaremos la imagen fascinante que conserva esta vetusta urbe. 

Si nos embarcamos por la noche, nos encantará el juego de luces y caprichosos destellos de los cientos de farolillos que encontraremos en nuestro camino.

Sería imperdonable visitar Suzhou y no recorrer la Colina del Tigre, lugar en el que se concentra buena parte de la historia de la ciudad. Estamos en un gran espacio repleto de zonas verdes y destacados monumentos. Uno de los más importantes es la Pagoda del Templo, una gran torre de 7 pisos y 50 metros de altura. Cuenta con una peculiaridad que nos recuerda a la conocida Torre de Pisa: su evidente inclinación.

La buena gastronomía de Suzhou es otro de los atractivos que nos encantará disfrutar. Con una tradición de más de 2.000 años, en la cultura culinaria del lugar no faltan ingredientes como el pescado, el marisco y el pato. La textura es ligera y los sabores suaves. Para culminar una buena velada gastronómica, nada mejor que degustar una taza de té chino mientras contemplamos una actuación de Ópera Kun.

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