Argentina y el tango han sido protagonistas en la celebración de la Noche en Blanco de Málaga, donde una multitud toma las calles una vez al año en busca de la cultura: visitas a museos, monumentos, conciertos… Se disfruta de cientos de actividades gratuitas que se ofrecen a partir del atardecer.
Desde Nerja hasta Estepona habitan más de 100 nacionalidades distintas, mezcladas, mixturadas y totalmente integradas con los malagueños, los torremolinenses, los rinconeros y cada uno de los habitantes de los 103 municipios que componen esta pluralidad étnica, religiosa, cultural y cosmopolita que es la provincia de Málaga.
En representación de Torremolinos, uno de los destinos más famosos de la Costa del Sol y pionero del turismo por estos lares, hemos tenido el honor de ser invitados a través del programa Málaga es Mundial. Nuestra ubicación era un espacio que por primera vez formaba parte del circuito de actividades: la Estación Marítima de Málaga, en el Muelle 3. Nuestro objetivo era uno de los colectivos más amplios que residen en esta maravillosa provincia: el argentino, una nacionalidad que conozco muy bien, ya que es a la que pertenezco. Soy un argentino-boquerón que desde hace 16 años, cuando llegué desde mi Bahía Blanca natal, resido por aquí. ¿Y qué nos representa mejor en el mundo a los de la tierra del Papa Francisco, Messi, Maradona, Cortázar, Evita o el famoso cantante Gardel? El tango. A escena salieron dos grandes artistas, Natasha y Alfredo, jóvenes talentosos que dejaron el listón celeste y blanco por todo lo alto. Mucha gente, muchos aplausos y muchas ganas de más.
Hay 3 cosas que unen a todos los pueblos del mundo: el turismo, la gastronomía y la cultura. Precisamente esta última, la cultura, en el marco de la Noche en Blanco de Málaga, nos dio una lección de convivencia, de multiculturalidad, de unión, de respeto y de alegría popular compartida. Un evento que debería cambiar su periodicidad anual por mensual, porque la cultura es un bálsamo que une, acerca, comparte y unifica.
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