Si vemos a un señor con falda tocando la gaita podemos afirmar que, casi con toda probabilidad, nos encontramos en Escocia. Este es uno de esos tópicos que no suelen fallar, y nos encanta que así sea porque se trata de una escena realmente pintoresca y bonita.
Esta visión inicial ya nos da pistas del territorio que nos disponemos a explorar. Vamos a adentrarnos en las Tierras Altas de Escocia. Aquí, cerca de la localidad de Kyleakin –puerta de entrada a la preciosa isla de Skye- nos espera un castillo que desde el siglo XIII ve pasar el tiempo reposando sobre su propia isla.
Hemos llegado al espectacular castillo de Eilean Donan, una construcción rodeada de un paisaje que quita el aliento y una de las atracciones históricas más visitadas de estas tierras escocesas. Su nombre se atribuye a un santo irlandés, el obispo Donnan, que recaló en este lugar junto a un grupo de monjes allá por el siglo VI. Una cuadrilla de piratas acabó con la vida de todos ellos mientras se encontraban celebrando una misa.
Puede que el escenario por el que ahora paseamos nos resulte familiar. Esto se explica porque ha sido escenario de algunas conocidas películas, entre ellas Los inmortales o Braveheart. Sin duda, estamos uno de los lugares más emblemáticos de este punto del planeta. Su imagen aparece por todas partes: en las latas de galletas, en las etiquetas de una conocida marca de whisky…
Esta popular construcción fue fortificada en el siglo XIII para combatir las incursiones vikingas. Desde ese momento, el castillo de Eilian Donan ha sufrido diferentes ataques y sus consiguientes remodelaciones. En los primeros años del siglo pasado un coronel adquirió la isla y con ella su castillo, proporcionándole el aspecto que presenta en la actualidad.
Un sólido puente de piedra nos da acceso a Eilian Donan, uno de los castillos más fotografiados del mundo. Por el día su silueta destaca en un entorno de naturaleza fascinante. Cuando llega la noche, la iluminación nocturna le proporciona una imagen mágica. Sin embargo, su interior presenta un ambiente más contemporáneo, menos medieval, fruto de haber sido un lugar habitado en el siglo XX.
El recinto del castillo cuenta con un centro de visitantes. Allí, además de adquirir el típico souvenir, podemos tomarnos un respiro en la cafetería y alargar la estancia en este lugar que guardaremos tanto en nuestro recuerdo como en nuestra cámara fotográfica.
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