Comenzamos a dejar atrás el frío invernal y las temperaturas suaves nos recuerdan que la primavera está a la vuelta de la esquina. Y con ella llega también la Semana Santa, unos días que muchos aprovechan para hacer una pequeña escapada y desconectar con el objetivo de recargar las pilas hasta el verano. Para aquellos que busquen la combinación perfecta entre descanso y viaje cultural, hoy os proponemos una visita a uno de los rincones más espectaculares de Italia.
Italia puede presumir de muchas cosas. Su increíble y variada gastronomía lo convierte en uno de los países más visitados por los foodies, que encuentran en cada región una nueva delicia culinaria con la que maravillarse. No obstante, es su pasado, y más concretamente los vestigios que quedan de él, los que hacen de Italia uno de los lugares más visitados del mundo. Es tal el número de monumentos y yacimientos arqueológicos con los que cuenta el país, que es considerado por muchos como un auténtico museo al aire libre. Pero la historia italiana sigue guardando algún que otro secreto para aquellos para los que Italia solo es el Coliseo y un espectacular pasado renacentista. Pocos son los que saben que en Italia, en concreto en Venecia, se abrió la primera casa de apuestas reconocida por las autoridades y conocida como Il Ridotto, que en las ciudades de Falciano del Massico y Sellia morirse está prohibido, o que el país estuvo habitado por griegos. Sí, por griegos.
Prueba de ello son las ruinas del yacimiento arqueológico de Paestum, ubicado en la provincia de Salerno, en la región de Campania. Se trata de uno de los yacimientos más importantes de todo el mundo debido al buen estado de conservación de las diferentes construcciones de origen griego que lo componen, motivo que le valió ser declaro por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad en 1998.
El origen de Paestum debemos situarlo alrededor del siglo VI a.C., época en la que los arqueólogos han fechado el desembarco de navegantes griegos procedentes de la colonia de Síbaris, ubicada a su vez en el sur de Italia. Muy próxima a la costa, pero también a la desembocadura del río Sele para garantizar el acceso a agua dulce, fundaron la nueva colonia de Poseidonia, bautizada así en honor a Poseidón. Su devenir histórico todavía sigue siendo un misterio para los expertos, que sí han podido certificar que la colonia fue tomada por los lucanos alrededor del siglo III a.C., los cuales modificaron su topónimo por el de Paistom. No obstante, serían finalmente los romanos los que tomarían el control de la región en el 273 a.C., convirtiéndola en una colonia romana de derecho latino bajo el nombre de Paestum. A pesar de imponer una nueva organización urbana, los romanos no se deshicieron de los antiguos vestigios griegos, sino que los mantuvieron realizando pequeñas modificaciones a lo largo de los años. Esta medida es la que ha permitido que hayan llegado hasta nuestros días los tres imponentes templos griegos de Paestum.
El primero de ellos en ser construido fue el Templo de Hera, alrededor del siglo VI a.C., y por tanto muy próximo al asentamiento de los griegos en la zona. Este templo también se conoce como “Basílica”, ya que durante la Edad Media cumplió con las funciones de una iglesia.
El Templo de Ceres, hoy atribuido a Atenea, se construyó alrededor del 500 a.C. y es el único que presenta algunos elementos jónicos, ya que el resto de las construcciones pertenecen al orden dórico.
El tercero en ver la luz sería el Templo de Apolo, medio siglo después de la construcción del Templo de Ceres. No obstante, son muchos los expertos que han determinado que este templo fue construido para venerar a Hera, por lo que también recibe la denominación de Hera II. Además, en el siglo XVIII también fue bautizado como Templo de Neptuno o Poseidón.
Como ya hemos comentado, los tres se encuentran en muy buenas condiciones de conservación, algo que se debe a que las ruinas de la ciudad quedaron bajo una especie de ciénaga hasta el siglo XVIII, cuando Carlos III ordenó la construcción de una carretera cuyo trazado pasaba por esta zona y que dejó al descubierto estos restos arqueológicos.
Además de estos tres templos, que son el mayor atractivo del yacimiento, en Paestum también podemos ver restos del antiguo anfiteatro y foro de la época romana, así como parte de las antiguas calzadas romanas. El yacimiento también cuenta con un museo, en donde destacan especialmente los mosaicos y las pinturas griegas. De hecho, es muy complejo encontrar restos pictóricos griegos, más allá de algunos frescos y de las piezas decoradas en cerámica, y en Paestum se puede disfrutar de la única pintura que se conserva del período de la Magna Grecia: las pinturas de la tumba del nadador, hallada en la década de los 60 por el arqueólogo Mario Napoli
Como podéis ver, la visita a Paestum es muy recomendable por la importancia de sus restos arqueológicos. La entrada para poder pasear entre las ruinas y acceder al museo es de 4 euros y merece mucho la pena. Además, Paestum se encuentra muy próxima a las ruinas de Pompeya y Herculano, y también a la ciudad de Nápoles por lo que podemos aprovechar el viaje para descubrir otros de los puntos más interesantes de toda Italia.
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Imágenes: Pixabay y Wikimedia (dominio público).
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