Entre acantilados, cascadas y secuoyas gigantes en el Parque Nacional de Yosemite

Nos acercamos a la costa oeste de Estados Unidos. Estamos en California, ese estado norteamericano que nos evoca refrescantes imágenes de la práctica del surf y nos mueve al ritmo de la música de los famosos Beach Boys. 

Sin embargo, en esta ocasión nuestro destino no se encuentra movido por las olas. Nos alejamos de la playa para adentrarnos en uno de los lugares de mayor riqueza natural de este punto del planeta. Visitamos el Parque Nacional Yosemite, en el interior del estado y a algo más de 300 kilómetros al este de la ciudad de San Francisco.

Este territorio protegido fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en la década de los ochenta del siglo pasado. Ocupa una extensión de 3.000 kilómetros cuadrados y recibe cerca de 4 millones de visitantes todos los años. Es uno de los parques nacionales más veteranos y apreciados de Norteamérica, cuestión que no nos extraña si tenemos en cuenta su belleza y la riqueza natural que alberga.

Yosemite es un paraíso de espectaculares secuoyas gigantes, montañas de granito, cañones, cascadas y acantilados que impactan. Sus bosques y su gran diversidad de plantas y animales completan esta maravilla.

Según algunas teorías, el nombre de este parque tiene un curioso origen que se remonta a mediados del siglo XIX, momento en el que se adentró en este territorio un grupo de colonos y buscadores de oro con la intención de expulsar a los indios que vivían en la zona. Como ya imaginamos, las formas no fueron precisamente delicadas: incendios, persecuciones, violencia… Hostigados por el grupo invasor, los habitantes de la zona gritaban algo parecido a ‘yo sem ite’, sonido de ciertas palabras que en el idioma local tenían un claro significado: ‘son asesinos’.

La primavera es el mejor momento del año para disfrutar de las numerosas cascadas de este lugar. El caudal de agua se encuentra en su punto álgido y el espectáculo está asegurado. En el parque nos vamos a encontrar, entre otras, con el Salto Yosemite, la cascada más alta de Norteamérica, un refrescante espectáculo de más de 700 metros de altura. 

También es espectacular la fascinante catarata conocida como ‘cola de caballo’, una caída de agua que parece estar en llamas cuando el brillo de la puesta del sol se refleja sobre ella.

El Lago Espejo es otro asombroso rincón del parque. Este gran estanque es famoso por reflejar en sus aguas a las montañas que tiene en su entorno. El conjunto es increíble. 

Otro de los puntos clave de Yosemite es El Capitán, un majestuoso promontorio rocoso de casi 1.000 metros de altura.

Una de las mejores actividades que podemos realizar en el Parque Nacional de Yosemite es caminar para fundirnos con la naturaleza del lugar. Existen rutas de senderismo para todos los gustos y con diferentes niveles de dificultad. En nuestro paseo nos percataremos de que nos encontramos en el hogar de casi 300 especies diferentes de animales, entre los que se encuentran los famosos osos Grizzly, y de más de 1.000 especies de plantas y árboles, como las milenarias secuoyas. Estos árboles gigantes se encuentran especialmente en la zona conocida como Mariposa Grove e impresionan tanto por su altura como por la anchura de sus troncos.

Es importante destacar que uno de los puntos fuertes de Yosemite es la gran variedad de servicios que contiene: hoteles, zonas de acampada, centro de información, restaurantes, tiendas, guías y un museo para descubrir al detalle todo el patrimonio y la cultura de los primeros pobladores del territorio.

Revista Viajes y Lugares