Kirkenes, el lugar ideal para los que no conciben una Navidad sin frío, hielo y mucha nieve

Cerca de la frontera con Rusia, en la zona nordeste de Noruega, se encuentra una pequeña localidad que debe su popularidad al acentuadísimo frío que se disfruta en la zona. Aunque a muchas personas nos encante el sol y el ambiente cálido que proporciona, para otros tantos el astro rey está sobrevalorado. Son los amantes del frío, la nieve, el hielo… Los que no entienden un invierno, y mucho menos una Navidad, lejos de un entorno níveo. 

Kirkenes se ajusta perfectamente al gusto de los que adoran la nieve y las actividades que su presencia proporciona: subir en moto de nieve, pasear en un trineo tirado por perros, pescar gigantescos cangrejos reales en el hielo… 

Uno de los grandes atractivos de este remoto lugar de la Laponia noruega es su hotel de nieve, un establecimiento en el que un minibar para enfriar las bebidas carecería de toda utilidad. Alojarse aquí es toda una experiencia, ya que la temperatura ronda los cero grados.

El hotel de hielo es un establecimiento efímero. En época de deshielo desaparece y vuelve a construirse de nuevo para ponerse en marcha en el último mes del año.

Esta pequeña localidad también es el sitio ideal para presenciar el fascinante espectáculo que proporcionan las auroras boreales.

Kirkenes se encuentra bañada por el mar de Barents y a más de 2.000 kilómetros de Oslo, la capital del país. A lo largo del siglo XX su historia ha estado ligada al mineral de hierro, habiendo sido un importante distribuidor de esta materia prima, especialmente durante la Primera Guerra Mundial. Desde hace algo más de dos décadas, las minas han dejado de suministrar hierro a Europa debido al elevado precio que supone. 

Esta localidad noruega fue uno de los lugares más bombardeados en la Segunda Guerra Mundial, triste cuestión que queda ampliamente reflejada en el pequeño museo de la ciudad, en el que también descubrimos detalles de su tradición minera y de su cultura y costumbres.

Kirkenes puede presumir de un entorno espectacular. La naturaleza se despliega con su manto blanco y es la dueña en este punto del planeta. Estamos en un lugar único y singularmente atractivo, siempre que seamos fans de los ambientes de temperaturas gélidas. 

Revista Viajes y Lugares