Una iglesia chipriota construida por ángeles

Desembarcamos en Chipre, la bella isla mediterránea que, gracias a ocupar una estratégica situación geográfica, ha recibido a lo largo de su historia importantes influencias de pueblos como el fenicio, el romano o el griego, huellas que aún resisten al paso del tiempo y pueden encontrarse en muchas tradiciones y líneas artísticas. Un buen ejemplo es su música popular, cuyas notas nos recuerdan vivamente a muchas composiciones griegas.

Estamos en un país en el que el fútbol es el deporte rey. Cuenta con playas increíbles y con un valioso patrimonio histórico. Precisamente, nuestro objetivo es descubrir una atractiva muestra de arquitectura religiosa de Chipre. Para ello nos acercamos hasta la pequeña localidad de Kiti. Allí nos espera una preciosa iglesia bizantina que se encuentra en vías de que la UNESCO la designe como Patrimonio de la Humanidad, declaración que no dudamos que acabe llegando, porque el lugar así lo merece.

Este bello templo, que se construyó en el siglo XI sobre las ruinas de una basílica cristiana del siglo VI, recibe el nombre de Panagia Angeloktisti, que significa literalmente ‘iglesia construida por los ángeles’, nombre que le va como anillo al dedo, porque estamos ante un edificio histórico y religioso con un encanto muy singular, casi angelical.

Este espacio de culto es un lugar recogido que hace gala de una gran sencillez. Se encuentra rodeado por unos jardines exquisitamente cuidados que invitan a un paseo tranquilo y nada masificado entre vetustos árboles y finas alfombras de verde vegetación. Esa paz que nos acompaña es otro de los encantos de este lugar que no suele ser protagonista en los grandes circuitos turísticos.

Su interior es pequeño y hermoso. En él destacan sus paredes decoradas con preciosos frescos y los iconos datados en diferentes períodos. 

Pero el gran protagonista es el mosaico bizantino del siglo VI dedicado a la Virgen María, en el que ésta aparece sobre un fondo dorado y flanqueada por arcángeles. 

No es necesario invertir mucho tiempo en la visita a esta antigua joya chipriota, aunque nos resistimos a irnos tan pronto. Afortunadamente, el exterior del edificio nos proporciona bancos para reposar plácidamente y alargar nuestra estancia. También podemos degustar un contundente café del país o un refresco en alguno de los establecimientos de la zona, mientras nos resguardamos con la agradable sombra de algún árbol de esos que ya cuentan en su haber con algunos centenares de años.

Revista Viajes y Lugares