Nos dirigimos a la región francesa del Périgord, en el suroeste del país galo. Allí nos espera una construcción que luce un gran encanto arquitectónico y estético tanto por dentro como por fuera. Hablamos del Castillo de Milandes, un edificio rodeado de bellos y cuidados jardines que fue construido en 1489 y que nos ofrece una magnífica panorámica del valle del Dordoña.
En la actualidad este castillo debe su fama a la gran Joséphine Baker, quien lo adquirió en 1947. Ella fue quien decoró buena parte del interior del edificio con el estilo Art Decó que todavía permanece. También fue en este lugar donde escribió varios libros denunciando la injusticia de la discriminación racial.
Baker nació en los primeros años del siglo XX en Estados Unidos, donde trabajó como bailarina y participó en varios musicales. Tiempo después inició una gira por Francia que la llevó a triunfar en París como cantante y bailarina. Era una mujer inteligente y con carisma, defensora de las grandes causas, inclinación que la movió a convertirse en espía colaborando contra los nazis.
La artista escogió el Castillo de Milandes como su morada y el lugar de su retiro. Sin embargo, con el paso del tiempo y acuciada por las deudas, Baker, ya en la última etapa de su vida, atravesó uno de sus peores momentos cuando recibió la noticia de que su hogar estaba en proceso de subasta. Hasta su amiga Brigitte Bardot quiso ayudarla lanzando un llamamiento a los franceses para que evitaran el desahucio, pero no tuvo éxito.
Actualmente, la esencia de Joséphine Baker permanece en este lugar, algo que se hace evidente cuando recorremos las 14 habitaciones y salas del bonito edificio, un paseo que nos invita a hacernos una idea de cómo era el día a día de la artista. Sin duda, nos envuelven unos muros que, a través de un interesante recorrido biográfico, rinden homenaje a una de las mujeres más fascinantes del siglo XX.
La visita a este castillo de cuento no defrauda. Tampoco tiene desperdicio un buen paseo por sus encantadores jardines llenos de bellos ornamentos y esculturas. También se realizan espectáculos de cetrería con halcones entrenados que muestran su sorprendente destreza. Y entre tantas emociones, el lugar también cuenta con un pequeño restaurante en el que poder tomarnos un respiro.
Revista Viajes y Lugares
Escribe tu comentario