Visitamos un lugar del mundo modelado por la naturaleza en uno de esos días en los que ésta se encontraba más divertida e imaginativa. Nos encontramos en el sur del estado norteamericano de Utah, en uno de los parques nacionales más visitados de Estados Unidos: Cañón Bryce.
Estamos en un punto del planeta donde los amaneceres y atardeceres son como delicatesen para el apetito de nuestros sentidos. Han sido necesarios millones de años para lograr este paisaje formado por fascinantes agujas de roca de tonalidades rojas, amarillas, rosadas… Caprichosas formaciones de piedra llenan este parque que ocupa un área que no alcanza los 150 kilómetros cuadrados. No es de los más grandes, pero su belleza compensa con creces su tamaño.
Entre acantilados y espectaculares miradores nos encontramos con las chimeneas de hadas, auténticas protagonistas de la zona y la gran atracción del parque. Estas formaciones de roca erosionada con aspecto de columna o pináculo reciben popularmente el nombre de hoodoos, palabra que deriva de ciertas formas de ritual o prácticas mágicas y que significa mala suerte, denominación que nos llena de perplejidad porque nos sentimos tocados por la buena fortuna por poder disfrutar de tanta belleza natural.
El senderismo es una de las actividades más habituales en Cañón Bryce, un parque que debe su nombre a Ebenezer Bryce, el primer mormón que a mediados del siglo XIX estableció su residencia en esta zona. Recordemos que nos encontramos en un estado norteamericano con gran presencia de mormones. Se calcula que el 60% de la población de Utah forma parte de este movimiento religioso.
Cañón Bryce es el hogar de una variada fauna y flora. En el área sur de este parque nacional podemos contemplar una buena cantidad de pinos llamados Bristlecone. Son los árboles más longevos del planeta. Esta especie llega a vivir miles de años, en ocasiones hasta 5.000.
El parque dispone de numerosos puntos panorámicos o miradores hasta los que vale la pena desplazarse para disfrutar de unas magníficas vistas panorámicas. Además, si nos gustan las estrellas nos encontramos en uno de los mejores lugares para su contemplación.
Las Vegas suele ser el punto de partida de la gran mayoría de las excursiones que se realizan a Cañón Bryce, un parque nacional que abre todo el año y que ofrece buenas posibilidades de alojamiento a través de un hotel y dos campamentos gestionados por el propio servicio del parque.
Revista Viajes y Lugares
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