Nos dirigimos a un lugar idílico, minúsculo y encantador. Es quizás el destino menos conocido del archipiélago de las Bahamas, aunque no lo es tanto para el turismo americano, ya que las Islas Bimini se encuentran a tan solo ochenta kilómetros de las costas de Florida.
Este bonito rincón del Caribe disfruta de una vida plácida y pausada en un ambiente luminoso, amable y lleno de sonrisas. Bimini fascina al visitante con sus aguas extremadamente cristalinas que nos sumergen en el mismísimo paraíso.
El famoso escritor y Premio Nobel de Literatura, Ernest Hemingway, también cayó rendido a los encantos de Bimini. En la década de los treinta convirtió este territorio en uno de sus refugios, del que disfrutó durante algunas temporadas. Allí solía participar en apasionantes jornadas de pesca y se lanzaba a bordo de su embarcación a la búsqueda de los característicos peces que rodean la isla. Fue precisamente aquí, durante su estancia en Bimini, donde Hemingway creó parte de su novela “Tener o no tener” y donde al parecer las musas le inspiraron para escribir su gran obra: “El viejo y el mar”.
Orgullosos de haber contado con un residente tan insigne, en la isla se creó un museo dedicado a él, concretamente en el local al que solía ir a beber y a pasar largos ratos de ocio. Lamentablemente, el establecimiento desapareció hace algo más de una década por culpa de un incendio desafortunado, y todos los recuerdos y fotografías que se conservaban del novelista desaparecieron entre las llamas.
El subarchipiélago de Bimini está formado por dos islas y numerosos islotes. En la isla norte se encuentra la ciudad de Alice Town, un núcleo urbano, a modo de gran camino, con tiendas, restaurantes y todo tipo de servicios. Por su parte, la isla del sur es uno de los lugares más tranquilos de todas las Bahamas. En general, toda la zona es conocida por ser un importante punto donde se practica la pesca deportiva.
El fascinante lugar caribeño en el que nos encontramos envuelve al visitante con curiosas leyendas. Una de ellas asegura que allí se encuentra la Fuente de la Eterna Juventud, en referencia al encargo que el rey de España hizo al explorador Juan Ponce de León, descubridor de Florida, a quien mandó localizar el manantial de agua que convertía a los ancianos en jóvenes atléticos. No negaremos que nos encantaría creer en esta historia, pero hasta el momento no tenemos noticias de que alguien haya disfrutado de la prodigiosa transformación.
Otra de las enigmáticas historias que se cuentan en las islas hace referencia al hallazgo de un camino sumergido, formado por bloques graníticos, conocido como el Camino de Bimini. Sobre esta vía bajo el agua se dice que podría tratarse de la ciudad perdida de la Atlántida. ¡El misterio está servido!
Y aún hay más: Bimini guarda bajo sus aguas numerosos barcos que naufragaron en su día por diferentes razones. Como es de suponer, tanto hundimiento ha dado lugar a la creencia de que estas encantadoras islas se encuentran bajo la influencia del famoso Triángulo de las Bermudas.
Historias y leyendas al margen, lo cierto es que estamos en un destino de esos que llamamos feliz, paradisíaco y de desconexión total. Sus paisajes de playas infinitas y sus pequeñas poblaciones acogedoras así lo confirman. El deporte es otro de los atractivos del lugar. Además de la pesca, los bellos fondos submarinos de las islas la convierten en un magnífico destino para el buceo. Nadar junto a los delfines o zambullirse entre tiburones son también actividades que nos proponen en Bimini, aunque lo de bañarse entre escualos haya que pensárselo dos veces.
Fotos: Fitur
Revista Viajes y Lugares
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