Acabamos de recibir al verano. La nueva estación parece que nos invita a lanzarnos a la aventura y descubrir lejos de casa lugares que nos aporten sensaciones diferentes. Si nuestro espíritu es inquieto y aventurero, uno de esos destinos que pueden llegar a cubrir nuestras expectativas es el Parque Nacional de Seoraksan, el primero que se creó en Corea, la del sur, y al que la UNESCO designó como Área de Preservación de la Biosfera, aspecto que no nos extraña, porque si de algo puede presumir esta zona del país asiático, situada muy cerca de su vecino del norte, es de un exuberante despliegue de belleza natural con raras especies que encuentran aquí su mejor hogar.
El parque, muy apreciado entre los coreanos, exhibe una imponente cadena montañosa que abarca un área de casi cuatrocientos kilómetros cuadrados. Sus cumbres nos ofrecen un espectáculo fascinante cuando asoman sobre las nubes.
El senderismo y la escalada son dos de las actividades habituales del lugar. Las podemos practicar a través de los más de diez senderos que lo recorren y que presentan variados niveles de dificultad, para que nadie se quede sin explorar la zona. A lo largo de estos caminos resulta un placer descubrir los tesoros naturales que exhibe este punto del mundo: ríos, cascadas, todo tipo de formaciones rocosas, curiosas y variadas especies de fauna y flora… También joyas culturales y templos que nos invitan a darnos un respiro y experimentar las bondades de la meditación.
Este parque de Corea del Sur aparece salpicado por la presencia de diferentes templos budistas. Uno de los más destacados es el de Sinheungsa, lugar abierto a los visitantes a los que incluso se ofrece la posibilidad de alojamiento. Supone una buena oportunidad para lograr la armonía del espíritu a través de la meditación en un ambiente zen. Además, la propuesta incluye disfrutar de auténticas ceremonias del té ambientadas por los cánticos de los monjes budistas. El templo exhibe una impresionante estatua de Buda de cerca de veinte metros de altura, una imagen que expresa el deseo de los coreanos por alcanzar una reunificación completa y definitiva con sus vecinos del norte. ¡Así sea!
El Monte Seorak, ubicado en el parque, es la montaña más querida por los coreanos. Hasta su cima podemos acceder mediante un apasionante viaje en teleférico, actividad que cuenta con el aliciente añadido de las impresionantes vistas que nos ofrece el trayecto.
Abierto todo el año, cerca de tres millones de turistas visitan anualmente el Parque Nacional de Seoraksan. Para ellos existe un completo abanico de servicios, alojamientos e instalaciones de todo tipo que permiten una estancia cómoda y sin complicaciones.
Una de las localidades cercanas al parque que invitan a una visita es Ciudad de Sokcho. Esta población turística disfruta de un entorno tranquilo entre las montañas y el mar y se encuentra a poco más de cuarenta kilómetros de la férrea frontera entre las dos Coreas. Es conocida por sus numerosos y variados festivales y, como buena ciudad portuaria, también es típico degustar sus tradicionales platos elaborados con productos del mar, entre los que destacan algunos de pescado crudo.
Revista Viajes y Lugares
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