Buscar un hotel en función de si está cerca de la playa, si tiene piscina o aire acondicionado ha pasado a mejor vida. Hoy en día, el factor más importante para los españoles a la hora de reservar alojamiento para sus vacaciones es que éste ofrezca wifi gratuito. Según un estudio de la agencia de viajes Rumbo, un 64% de los viajeros lo considera imprescindible, ya que no concibe un viaje sin poder conectarse a Internet.
Pero hay quienes llevan esta exigencia más allá de las paredes del hotel y necesitan estar permanentemente en línea para compartir sus vacaciones en tiempo real, y comprobar si esa última fotografía que han subido a la red tiene nuevos “me gusta” o comentarios. Es lo que comúnmente se conoce como FOMO (por las siglas del inglés fear of missing out, miedo a perderse algo), y les produce tanta ansiedad que a la vuelta de vacaciones sienten que no han podido descansar lo suficiente. Según el estudio, casi uno de cada cuatro españoles (23%) lo sufre, y considera que no disfruta por completo de su tiempo libre porque pasa demasiado tiempo conectado a Internet.
Y cuanto más jóvenes, más acusada es esta dependencia. Un 32% de los españoles con edades comprendidas entre los 18 y los 24 años, y un 20% en el caso de los jóvenes entre 25 y 34, se confiesan incapaces de desconectar de las redes sociales durante las vacaciones y desearían poder hacerlo para invertir ese tiempo en otras actividades. Pero el FOMO no es sólo cosa de millennials. El estudio de Rumbo revela que un 10% de los españoles mayores de 55 años también sienten que no son capaces de aprovechar del todo su tiempo libre por culpa de estar conectados, y en su caso es Whatsapp la red a la que más tiempo dedican cuando viajan.
Por comunidades autónomas, los habitantes de las islas son los más enganchados a Internet en su tiempo libre: un 26% de los baleares y un 25% de los canarios afirman que les gustaría ser capaces de desconectar más a menudo. En el otro extremo están los castellano-manchegos (11%) y los vascos (13%).
“Operación bikini” tecnológica: 7 ejercicios para empezar a desconectar de cara al verano
Faltan menos de dos meses para que arranque el verano y son muchos los españoles que desearían ser capaces de desconectar de Internet para disfrutar al máximo de su tiempo libre. Para ayudarles a prepararse de cara a las vacaciones y plantar cara al FOMO, Rumbo propone un entrenamiento que consta de 7 sencillos ejercicios:
1. Establecer el domingo como día sin redes sociales
Puede sonar radical, pero como decían los Scorpions, “no pain, no gain”. El domingo es, para la mayoría, el día de la semana que ofrece más tiempo libre. Así que desconectar completamente de la red durante esas 24 horas puede ser un ejercicio eficaz para empezar a invertir el tiempo de ocio en otras actividades. Y para los que no conciban divertirse sin dar envidia a sus contactos, siempre pueden hacer fotos sin conexión, y compartirlas el lunes.
2. Fijar zonas libres de pantallas
El segundo ejercicio consiste en prohibir la entrada del móvil y el ordenador en determinadas zonas, empezando dentro de casa, e ir poco a poco ir extendiéndolas al exterior. Por ejemplo, se puede empezar por el comedor, y es que por muy bien presentado que nos haya quedado el plato no es necesario compartirlo inmediatamente en Instagram.
3. Dejar de mirar pantallas a partir de las 9 de la noche
Estar pendientes del móvil, la tableta electrónica o el ordenador hasta el mismo momento de acostarnos no es lo más recomendable para terminar el día. Apartar los ojos de las pantallas cuando anochece ayuda al cuerpo a producir hormonas del sueño y, por tanto, a descansar mejor.
4. Organizar eventos libres de móviles
Una terapia compartida genera habitualmente mejores resultados que en solitario. ¿Por qué no proponer a la familia o los amigos una quedada sin móviles ni otros gadgets? Puede ser una forma divertida de empezar a ver la vida fuera de las pantallas.
5. Poner el móvil en silencio y desactivar las alertas
A no ser que se esté esperando una llamada urgente, no hay nada mejor para desconectar que desactivar las alertas del móvil y ponerlo en modo silencio. Y a medida que se avance en el entrenamiento, probar a guardarlo lejos del alcance de la vista, en un bolso o un cajón. Evitaremos distracciones y empezaremos a desconectar de verdad.
6. Hacer una lista de actividades, hobbies y pasiones
En lugar de escribir las buenas resoluciones basándonos en lo que no queremos, este ejercicio consiste en apuntar las cosas que sí queremos hacer. Esos hobbies, actividades o cafés pendientes con los amigos. Nos ayudará a enfocar el tiempo y la energía que dedicamos a las redes sociales en cosas que nos hagan sentir mejor.
7. Practicar el placer de no hacer nada
El “mindfulness” está de moda, y se puede practicar en cualquier sitio, incluyendo el transporte público. Y es que no nos engañemos: si miramos el móvil mientras vamos en metro o en autobús, lo que conseguimos no es distraernos sino todo lo contrario, permanecer conectados a la agenda o al trabajo. El ejercicio consiste en poner el móvil en modo avión y centrarse sólo en la propia respiración y en las sensaciones que se perciben alrededor. Se puede practicar en el transporte público, de vuelta a casa, y convertirlo en un momento para empezar a desconectar y a dedicar tiempo a uno mismo antes de despedir el día.
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