​Albania, el país de las águilas

Carlos Díaz Marquina nos habla de su último libro, en el que nos invita a descubrir un país que se abrió al mundo después de décadas de aislamiento
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Carlos Díaz Marquina es un madrileño apasionado por los viajes y un prolífico escritor de libros viajeros. Ha llevado a sus lectores a través de aventuras fascinantes por destinos como Jordania, China, Nueva York, India, Australia, entre otros. Ahora, nos sorprende con otro apasionante trabajo viajero: ‘Albania, el país de las águilas’, un libro que nos invita a descubrir este destino reciente para el gran público, que se ha abierto al mundo después de décadas de aislamiento. Carlos Díaz Marquina nos introduce en ciudades como Tirana, la capital del país; nos ofrece una fotografía de sus costumbres, su arquitectura y su religión, y nos traslada a un país rico en cuentos y leyendas. 

5 Entre Gjirokastra y Korça

¿Qué te llevó a elegir Albania como destino para tu último libro viajero? 

Más que elegir yo el destino fue éste el que fue penetrando en mí y me animó a visitarlo. 

El año anterior, dos grupos de amigos habían manifestado su deseo de visitar Albania, un nuevo destino emergente, con lo que hice algunas averiguaciones. Las cookies hicieron el resto: me bombardearon con temas relacionados con el país balcánico. Mientras iba leyendo crecía en mí el deseo por adentrarme en esas tierras de las que ignoraba prácticamente todo. 

Lo demás fueron meros trámites organizativos. Cuando fui a darme cuenta estaba inmerso en esa pequeña aventura. 

¿Cuándo viajaste a este país? ¿Cuál fue tu impresión inicial al explorar Albania y cómo crees que esta experiencia se diferencia de tus viajes anteriores? 

Viajé a principios de abril de 2023, cuando las temperaturas eran más benignas, arranque de la primavera con grises de invierno. Mayo y junio, o septiembre y octubre, me parecen los mejores meses para explorar Albania. 

El País de la Águilas ha sido mi primera experiencia en los Balcanes, si exceptúo una incursión en Croacia hace casi dos décadas. 

El primer día en Tirana, una ciudad con grandes edificios modernos, me sorprendió el buen nivel de vida, la amabilidad de la gente, el clima de tolerancia en una región que se ha caracterizado por los conflictos étnicos y religiosos. Estaban plenamente occidentalizados, aunque los elementos orientales eran muy evidentes. Albania ha sido un puente entre Oriente y Occidente desde la división del Imperio Romano en tiempos de Diocleciano. Formó parte del Imperio de Oriente o del Bizantino y fue siempre ambicionada por los reinos occidentales. 

Todas esas diferencias y confluencias, recuerdos y presente me cautivaron y crearon el idilio que se prolongó durante el viaje en otros lugares visitados. 

¿Cómo crees que el aislamiento al que estuvo sometido el país ha influido en la cultura y la identidad de Albania? 

El régimen del dictador Enver Hohxa se prolongó desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta 1991, más de cuatro décadas en que el país sufrió un hermetismo casi total. No llegaban noticias, salvo las relacionadas con sus alianzas con Yugoslavia, la URSS o China. Es curioso porque mucha gente aún piensa que Albania sigue bajo un régimen de férreo comunismo. Esa época tenebrosa ha influido en el pensamiento albanés, como si lo hubiera asimilado su ADN. Por una parte, ha generado una desconfianza absoluta hacia el sistema político, pero ha exaltado la necesidad de abrirse a otros países, a otras ideas, a otra forma de vida. Ha basculado hacia la Unión Europea para su futuro. Albania siempre ha sido lugar de tránsito y generador de fuertes migraciones por lo que la reacción al aislamiento ha sido la transformación hacia la apertura, como quien ha estado a punto de ahogarse y lucha por respirar con toda la intensidad que le permiten sus pulmones. 

¿Por qué Albania es el país de las águilas? 

Esta denominación entronca con la figura del legendario héroe nacional del siglo XV, Skanderbeg, una figura esencial en la historia de Albania y de Europa. Tampoco deben olvidarse los cuentos y leyendas populares que tratan de entroncar con esa denominación. Las hazañas de Skanderbeg contra los otomanos, que fueron bien conocidas en Europa occidental, le valieron el sobrenombre de Shqipëtar, Hijo del Águila, por lo que su reino adquirió el nombre de Shqipëria, Tierra de las Águilas. Recordemos que el nombre oficial de Albania es Republika e Shqipërise

1 Skanderbeg

El águila era un símbolo que se relacionaba con el Imperio Bizantino. Muchos territorios de los Balcanes lo adoptaron en sus escudos para fomentar su prestigio asociado al Imperio. 

Uno de los lugares a los que llevas a los lectores es Tirana, la capital del país. ¿Qué aspectos destacados nos descubres sobre esta ciudad? 

Tirana es una ciudad curiosa, moderna, como ya he apuntado, con algunos vestigios del pasado. Es dinámica, con buena oferta gastronómica y de ocio. Sus terrazas siempre están llenas, como nos ocurre a nosotros. Son mediterráneos en su carácter relacional, también turcos. 

9 Mezquita Ethem Bey

Visité la mezquita Et’Hem Bey, la catedral ortodoxa, la católica, me familiaricé con los bektashies, una rama sufí musulmana. Lo civil y lo religioso se combinaban con soltura. 

Me gustaron los edificios de la época italiana, anteriores a la Segunda Guerra Mundial, sus parques y plazas, los murales que adornan la ciudad, una iniciativa de su primer ministro cuando fue alcalde de la ciudad. Es imprescindible su Museo Histórico Nacional, en la plaza Skanderbeg, magnífico por sus piezas y organización, aunque en la segunda planta desaparecen las explicaciones en inglés. Ofrece una visión histórica de conjunto muy valiosa. 

8 Mujeres en traje tipico

Como en otras ciudades, lo mejor es pasear y dejarse llevar, tomar un té, un café o un vino del país y observar a la gente en su vida cotidiana. Y charlar con ellos, si saben español o inglés. Son el complemento imprescindible para asimilar el país. 

También nos acercas a otros lugares que han sido destacados como Patrimonio de la Humanidad. Háblanos de alguno de ellos. 

Albania atesora tres lugares que han sido declarados Patrimonio de la Humanidad y que cualquier viajero debe visitar: Berat, Gjirokastra y Butrinto. 

3 Berat

Berat y Gjirokastra tienen en común sus conjuntos de casas tradicionales otomanas, las denominadas kullas, que en las colinas donde se ubican crean unas cascadas de viviendas blancas muy armoniosas. Desde los antiguos castillos de estas ciudades las vistas sobre la urbe y los campos cercanos son maravillosas. Ambas ofrecen buenos museos. Los frescos de las iglesias de Kala, el barrio del castillo de Berat, no dejarán indiferente a nadie. A pesar del ateísmo de estado de la época de Enver Hoxha, Albania conserva magníficos ejemplos de arte religioso. 

2 Teatro de Butrinto

Butrinto se encuentra frente a la isla griega de Corfú. En su parque arqueológico, rodeado de una impresionante naturaleza, encontraremos vestigios de arte griego, romano, bizantino y algunos detalles venecianos y otomanos. La lluvia forma improvisados estanques que multiplican su belleza. Y luego se puede acudir a comer buen pescado a Saranda y disfrutar de la playa. 

En tu obra, exploras también las costumbres albanesas. Cuéntanos los aspectos que te parecieron más fascinantes este sentido. 

Si solo pudiera incluir una de estas costumbres, resaltaría el Kanun. En principio, es la ley civil en contraposición a la ley islámica, la Sharia. Con el tiempo degeneró en un código de venganza sin sentido que ha ido desapareciendo paulatinamente. El código de honor había llevado a eternas deudas de sangre que enfrentaban a familias por décadas sin saber muy bien el origen de su odio. Para evitarlas, se acudía al enclaustramiento, a la paralización de la vida de un pueblo. Hoxha lo atajó durante la dictadura y parece que solo pervive, muy debilitado, en el norte del país. Quien esté interesado en profundizar en el Kanun debe leer “Abril quebrado”, de Ismail Kadaré, Premio Príncipe de Asturias de literatura. La mayoría de sus obras se encuentran traducidas al español. 

Mitos, creencias populares y leyendas han sobrevivido y se han transmitido en Albania a lo largo de los siglos. ¿Puedes compartir con nosotros alguna que te haya gustado especialmente? 

Me encanta la historia, aunque reconozco que siempre es reconfortante buscar esa “otra historia” que son los mitos y leyendas populares. Podemos disfrutar de ellos en la magnífica colección “La Bella de la Tierra y otros cuentos albaneses de la viva voz del pueblo”, seleccionados y traducidos por Ramón Sánchez Lizarralde (traductor de las obras de Kadaré) y María Rocas González. Ha sido la base para desarrollar este aspecto en el libro. Gocé con los cuentos de “irás y no volverás”, de los personajes que intenté encontrar en los rostros de las personas del recorrido, de los divis, gigantes de fuerza descomunal, las oras o las kuçedras, por nombrar solo algunos. El trajín que se traen estos personajes es maravilloso. 

Albania es conocida por su impresionante belleza natural, desde playas hasta imponentes montañas. ¿Cómo integras estos elementos en tu narrativa y qué lugares específicos recomendarías a los lectores que deseen explorar la naturaleza albanesa? 

El litoral de Albania es muy bonito, aunque lo disfruté poco en el viaje. Aún conserva lugares tranquilos donde el tiempo se ha tomado un descanso. Esperemos que la corrupción y la especulación no maltraten la costa. Ksamil, cerca de Butrinto, goza de buena fama, o Himarë y las playas cercanas a Dhërmi. En verano pueden masificarse al ser un destino habitual de los italianos. 

7 Iglesia de Santa Maria en Permet

El interior es fascinante. Aconsejo el Parque Nacional Llogara y desviarse para visitar el monasterio de Ardenica, donde contrajo matrimonio el héroe local Skanderbeg. En lugares apartados siempre encontraremos alguna iglesia o monasterio maravillosos. En el trayecto entre Gjirokastra y Korça, cerca de Përmet, el Parque Nacional de Bredhi i Hotorés es otra referencia imprescindible. En la zona hubo duros combates entre los partisanos y las tropas italianas, que ilustra Kadaré en “El general del ejército muerto”. 

No pude visitar los Alpes albaneses, al norte, en la región de Shkodra, pero las referencias que tengo son muy buenas. 

¿Cuál fue el mayor desafío al escribir sobre Albania y cómo lo superaste? 

Quizá el mayor desafío haya sido documentarse bien para combinar conocimiento con sensaciones. Por una parte, no localizaba muchos libros sobre Albania (luego comprobé que tampoco era cierto) que me permitieran contrastar y ampliar lo que había recopilado. Por otra parte, al realizar un viaje corto podía caer en la superficialidad. 

Al final, potencié mis recuerdos y sensaciones y dejé que vivieran en el texto con cierto rigor y un toque de humor. También de tristeza por lo sufrido por los albaneses. 

El amplio reportaje fotográfico que acompaña el libro ayudará al lector a penetrar más en este país. 

Cuando terminé el libro, después de haber corregido hasta la extenuación, me quedó la impresión de que aquello daba para más. Quizá he sido excesivamente crítico conmigo mismo. 

Después de esta aventura albanesa, ¿cómo crees que ha cambiado tu percepción sobre este país? 

Mi percepción de Albania y los Balcanes ha cambiado radicalmente. Los consideraba de segunda división, sin demasiado interés. Me he dado cuenta de que es una región que ofrece mucho, más accesible de lo que pensaba y donde disfrutar es fácil. 

Siempre es un reto enfrentarse a algo novedoso. La ventaja es que al asimilarlo el rédito es muy valioso. 

¿Qué mensaje esperas que los lectores se lleven de tu libro? ¿Dónde podemos encontrarlo? 

Intento que mis libros transmitan una idea bastante completa de los lugares visitados, siempre con una lectura dinámica y amable, tratando de trasladar mis impresiones y reflexiones sobre esos mundos que visito. Tanto para el lector que esté interesado en visitar el país como para aquél que quiere ampliar su cultura general, el libro le ayudará a expandir su mente, a conocer y a disfrutar, a viajar sin salir de casa. 

6 Portada

El libro está disponible en Amazon (solo en libro electrónico). Se puede acceder a Amazon desde mi blog de viajes, en la sección de descargas: www.diazmarquina.com 

El libro incluye una pequeña incursión en Macedonia del Norte, concretamente, en la zona del lago Ohrid. ¿Es, quizás, el anuncio del destino que protagonizará tu próximo libro? 

La incursión en Macedonia del Norte (me gusta ese término porque incursión refleja exactamente lo que fue) fue muy breve y me dejó un gran sabor de boca. La región de Ohrid es Patrimonio Natural y Cultural de la Unesco, lo cual es suficientemente explicativo de su gran valor. El lago Ohrid es espectacular, con bastantes monumentos, una historia que denota su importancia estratégica y unas montañas que lo rodean donde hacer buenas caminatas, como fue nuestro caso. La ciudad de Ohrid es otro imprescindible. 

4 Lago Ohrid Macedonia del Norte

Este viaje ha abierto un destino más amplio: los Balcanes. Acaparan mucha más historia, paisajes y ciudades de lo que podía imaginar. Pocos meses después hice otra breve incursión en Bulgaria y me conjuré para explorar a fondo todos estos países. Con calma, para asimilarlos, relacionarlos y diferenciarlos. 

Ya estoy escribiendo sobre Bulgaria y escribiré sobre los demás países balcánicos que vaya visitando. Sin embargo, mi siguiente libro llevará a mis lectores a Gambia. Ya les estoy transportando con entregas diarias en mi blog.

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